Un hombre llamado Howard Kirby, en Michigan Estados Unidos, asistió a una tienda donde venden artículos donados de segunda mano y adquirió el sillón. Al llegar a su casa notó que el mueble era bastante incómodo, así que una de sus hijas decidió revisar el relleno de un cojín, y al abrirlo encontró en el interior 43 mil 170 dólares (al rededor de 800 mil pesos).
El hombre, sorprendido por el hallazgo, regresó a la tienda donde había comprado el mueble para localizar al dueño original y devolverle el dinero; ésto a pesar de que su abogado le informó que no tenía ninguna obligación legal para regresarlo.
Los encargados de la tienda lo comunicaron con el dueño anterior, identificado como Kim, y Howard le devolvió hasta el último centavo del dinero.
Según los medios locales, el dueño original había heredado el sillón con la gran suma de dinero tras la muerte de su abuelo y él había decidido donarlo, ya que desconocía lo que guardaba en su interior.
