Periodismo mexiquense

Ahuianime: mujeres mexica de la seducción del mundo nahua

991

Las ahuianime o ahuiani, quiere decir ‘la que está alegre’, eran mujeres cuyo oficio era seducir a los hombres, usaban su sexualidad desbordada para alegrar la vida del mundo nahua preshispánico además eran las protegidas de los espacios estatales con un carácter ritualístico y festivo.

La mayoría de ellas tenían distintos orígenes a las que se les permitía el uso de un lenguaje no verbal: usaban ciertos movimientos del cuerpo, gesticulaciones, atavíos, cosméticos.

De acuerdo con un estudio antropológico de Miriam López Hernández, de la Universidad Autónoma de México, las prostitutas en el mundo prehispánico eran mujeres necesarias en la sociedad, y a quienes se les relacionaba con el gozo que los dioses proporcionaron ante las angustias derivadas de la vida cotidiana.

Estas mujeres acompañaban a los guerreros valientes o las víctimas de sacrificio, siendo la base de la recreación y la alegría que tenían en su poder el desenfreno.

Sin embargo, y pese al cobijo religioso y estatal, las ahuianime eran víctimas de repudio moral. Si bien los dioses permitían la práctica sexual, el exceso o desenfreno de los placeres eróticos era fuertemente castigado.

Por esta razón, las ahuianime eran popularmente tildadas de inhumanas, vanidosas e indecedentes: “Su integración en la sociedad se muestra en ciertas fechas y lugares, pero, en los discursos morales y en algunas palabras para calificarlas, existe una actitud de rechazo y desaprobación a su comportamiento”.

El arreglo y la conducta de las mujeres fueron áreas en que se evidenció el rechazo a las ahuianime: “las prostitutas se distinguen por su conducta corporal, por su deseo de destacar, por libertinas, por vanidosas y presuntuosas, contrario al ideal de discreción que se esperaba de las demás mujeres.”

Solían llevar el cabello suelto y otras veces con un peinado combinado, en donde se arreglaban la mitad de la cabellera trenzada y la otra mitad suelta sobre la oreja o el hombro.Además del físico, las ahuiamine solían bañarse con hierbas olorosas para que de su cuerpo emanara una fragancia deliciosa, perturbadora y excitante.

Mientras que acostumbraban a oscurecerse los dientes con grana cochinilla para llamar la atención o a chupar el tzictli –derivado del chapuputli– para cuidar y limpiar los dientes:Sobre esta resina, que la jovenzuelas que mastican con liviana forma ante los jóvenes al pasar dan a entender sus intenciones. Y éste es signo de atracción y así dicen moteixantia, que viene a decir: ‘atrae a sí a alguno’.”