El Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría de Salud, informa que a la fecha ha aplicado un total de 190 mil 407 pruebas de detección rápidas a COVID-19, lo que ha permitido evitar oportunamente una mayor propagación de contagios por la infección causada por el virus SARS-CoV-2.
Tras dar positivos a esta prueba, un total de 33 mil 650 mexiquenses recibieron la indicación de especialistas adscritos al Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), de aislarse en casa, fortalecer las medidas de higiene, monitorear sus síntomas e informar con quienes tuvieron contacto para detectar cadenas de contagio.
Estas indicaciones forman parte de los protocolos para contener y reducir la propagación del virus SARS-CoV-2, pues este fin de semana el Gobernador Alfredo Del Mazo Maza, reportó que se ha registrado un récord histórico de hospitalización y pacientes intubados, los cuales son atendidos por profesionales entregados a su vocación.
El Secretario de Salud, Gabriel O’Shea Cuevas, indicó que el índice de positividad es de 17.67 por ciento y se mantiene un crecimiento constante, por lo que reiteró que esta prueba se ofrece en 22 áreas habilitadas por el Gobierno estatal.
Recomendó que soliciten este servicio quienes presenten síntomas o tuvieron contacto con algún caso positivo de esta enfermedad y para localizar el módulo más cercano a su domicilio cuentan con la línea de atención 800-900-3200, que es atendida por personal capacitado las 24 horas.
Otras indicaciones a los pacientes positivos confinados en casa son mantener la comunicación con familiares mediante internet, limitar el tiempo diario que dedican a verificar noticias de COVID-19, pues puede generar estrés o angustia, de ser posible realizar ejercicios de estiramiento muscular, controlar posturas y si se padece enfermedades crónicas continuar con su tratamiento.
Al haber rebasado el número de pacientes intubados en 30 por ciento, con relación al mes de junio del año pasado, se exhorta a los mexiquenses a quedarse en casa por solidaridad con los trabajadores de salud en primera línea de atención a COVID-19, pues con más de 10 meses de esfuerzo físico y emocional, enfrentan con frecuencia estrés y otras reacciones asociadas.