El estudio Bienestar con Equidad, hacia un nuevo pacto social, realizado en conjunto por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el Colegio de México y la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD), arroja que los mexicanos tienen una perspectiva clara de los niveles de pobreza en el país pues estiman que 40% de las personas tienen un ingreso de 2,548 pesos al mes. En la realidad, apunta el estudio son 59% de los mexicanos los que tienen este ingreso mensual en promedio.
Por el contrario, los mexicanos consideran que el ingreso mínimo para ser ricos es de 38,248 pesos y existe una percepción generalizada de que 35% de las personas tienen esas percepciones de manera mensual.
“En México es menos del 1% de la población la que percibe o supera ese nivel de ingresos”, dice Aurora Ramírez, profesora del Colegio de México.
De acuerdo con el estudio más del 60% de la desigualdad se transmite de una generación a otra y, en los últimos 25 años, el porcentaje de personas que viven en condiciones de pobreza no se ha reducido sustancialmente.
Actualmente, los ingresos del 10% de la población más rica son exponencialmente mayores que los del 10% de la población con ingresos más bajos.
Como resultado del fenómeno de desigualdad, la mitad de quienes nacen en los hogares más pobres permanecen en dicha condición, y únicamente una cuarta parte de ellos logra superar la línea de pobreza.
“De entre ellos, menos de tres de cada cien que nacen en los estratos más desaventajados logran alcanzar el extremo superior. En el sur del país las cifras son desalentadoras: 65 de cada 100 que nacen en el extremo inferior de la escalera social permanecen ahí durante la edad adulta; además, la posibilidad de ascender hasta el extremo superior es de casi la mitad que en el resto del país”.
La investigadora explica que las diferencias regionales en opciones de ascenso social se relacionan con temas como la tasa de desempleo juvenil, oportunidades escolares, la infraestructura en la vivienda y el crecimiento económico.